jueves, 15 de septiembre de 2011

Donde están las palabras?


Dónde están las palabras? esas palabras que señalaban cambios y revueltas, que seducían como ningunas otras las mentes de los chicos de por acá, dónde están? Chicos van paseando de trabajo en trabajo, unas veces caducando, otras veces luchando, algunas que otras ocasiones sacrificando y muchas veces sobreviviendo... Las palabras, están en el libro rojo?

Hace tiempo pasó por mis manos ese libro que devoré ávidamente en cuestión de horas, buscando fundamentos que sustentasen las palabras... la verdad encontré los argumentos... en el libro.

Cuando niño jugaba con mi mono. Él tenía polio, cosa extraña porque ya habían erradicado a los monos y de primeros a los que tenían polio!!!

De adulto juego a vivir, a veces sobre el vivir se pueden subestimar las cualidades, por la igualdad y otras palabras que he ido encontrando.

Los chicos seguimos encontrando palabras, descubriendo sorpresivamente que han sido Medio sustituidas por otras Clases de palabras...

También descubrimos que los Monos con Polio aún se dejan ver saltando de rama en rama... les están protegiendo porque se estaban extinguiendo.

Ya vemos que algunas palabras se han extinguido y otras han sido recuperadas... pero igual seguimos buscando las otras palabras, las más esenciales, las fundamentales.

Me dijo mi amigo que no fuese iluso y tonto, que busco a Dios por los rincones y que definitivamente están en el libro rojo. Otra cosa es que cuando salen de allí, inevitablemente se extravían y para luego desvanecerse...

Déjalas en el libro...

viernes, 24 de junio de 2011

Pertenece al firmamento del hombre el ser "libre y poderoso", "no obedecer orden alguno", no estar regido por ninguna de las otras criatura". –Michel Foucault. Les mots et les choses. Vaya anarquista pues!
Quemar las naves.

Incendiar la pradera.

Morder la pata al perro para que te deje comer.

Sembrar tempestades.

Criar cuervos.

Asesinar al amor.

Corromper el alma.

Enmierdarse a sí mismo.

Ahhhh, también eso fue vida!

viernes, 17 de junio de 2011

Sid again

"Continuamente (...) aprendía el arte del amor y practicaba el culto del placer, que más que ningún otro unifica la doble actividad de dar y recibir..."

Siddhartha

De Siddhartha

"...jamás teme un fracaso ni lo preocupa una pérdida."

Kamaswami refieriendose a Siddhartha

jueves, 9 de junio de 2011

Siddhartha

"–Ya tiene sesenta años y no ha llegado al nirvana. Cumplirá setenta y ochenta, y tú y yo también los cumpliremos y seguiremos con los ejercicios y la meditación. Pero no llegaremos al nirvana: ni él, ni nosotros." (...)

Hermann Hesse

miércoles, 8 de junio de 2011

Del Wen Tzu

"Existía lo que por naturaleza no querían, y como no tenían deseo de ello no les llegaba. Existía aquello de lo que sus corazones no disfrutaban, y como no disfrutaban de ello no lo hacían."

lunes, 30 de mayo de 2011

El Lamento de Ariadna

¿Quién me calienta, quién me ama todavía?
¡Dadme manos ardientes!
¡dadme un brasero para el corazón!
Tendida en la tierra, estremeciéndome,
como una medio muerta a quien se le calienta los pies,
agitada, ay, por fiebres desconocidas,
temblando ante glaciales flechas agudas de escalofrío,
cazada por ti, ¡pensamiento!
¡Innombrable! ¡Encubierto! ¡Aterrador!
¿Tú, cazador entre las nubes!
¡Fulminada a tierra por ti,
ojo sarcástico que me mira desde lo oscuro!
Así yazgo,
me doblo, me retuerzo, atormentada
por todos los martirios eternos,
herida,
por ti, el más cruel cazador,
tu desconocido, dios...

¡Hiere más hondo!
¡Hiere de nuevo!
¡Pica, repica en este corazón!
¿A que viene este martirio
con flechas de dientes romos?
¿Qué miras otra vez
sin cansarte del tormento humano
con malévolos ojos de rayos divinos?
¿No quieres matar,
sólo martirizar, martirizar?
¡Para qué martirizarme a mí,
malévolo dios desconocido?

¡Ah, ah!
¿Te acercas sinuoso
en semejante medianoche?...
¿Qué quieres?
¡Habla!
Me estrechas, me oprimes,
¡ah, ya demasiado cerca!
Me oyes respirar,
acechas mi corazón,
¡celoso!
-¿pero celoso de que?-
¡Fuera, fuera!
¿para qué la escala?
¿quieres subir
adentro, hasta el corazón,
subir hasta mis más
secretos pensamientos?
¡Impúdico! ¡Desconocido! ¡Ladrón!
¿Qué quieres sacar robando?
¿Qué quieres sacar escuchando?
¿Qué quieres sacar atormentando?
¡tú, atormentador!
¡tú, dios verdugo!
¿O como el perro debo
refregarme contra el suelo ante ti?
¿Sumisa, embelesada fuera de mí
menear la cola por amor?
¡Es inútil!
¡Punza otra vez,
aguijón el más cruel!
No soy tu perro, sólo tu presa,
¡cazador el más cruel!
tu más orgullosa prisionera,
bandido tras las nubes...
¡Habla al fin!
¡Tú, encubierto con el rayo! ¡Desconocido! ¡habla!
¿Qué quieres, salteador, de mi?...

¿Cómo?
¿Un rescate?
¿Qué quieres de rescate?
Pide mucho, ¡lo aconseja mi orgullo!
Y habla poco, ¡lo aconseja mi orgullo!

¡Ah, ah!
¿a mí es a quien quieres? ¿a mí?
¿a mí entera?...
¡Ah, ah!
¿Y me martirizas? ¡Loco que eres un loco!
¿Requetemartirizas mi orgullo?
Dame amor, ¿quién me calienta todavía?
¿quién me ama todavía?
dame manos ardientes,
dame un brasero para el corazón,
dame, a la más solitaria,
a la que el hielo, ¡ay!, siete capas de hielo
enseñan a añorar enemigos,
da, sí, entrega,
enemigo el más cruel,
dame ¡a ti!..

¡Se acabó!
Entonces huyo él,
mi único compañero,
mi gran enemigo
¡mi dios verdugo!...
¡No!
¡vuelve!
¡Con todos tus martirios!
Todo el curso de mis lágrimas
discurre hacia ti,
y la última llama de mi corazón
para ti se enardece.
¡Oh, vuelve,
mi dios desconocido! ¡mi dolor!
¡mi última felicidad!...

Un rayo. Dionisyos aparece con esmeraldina belleza.

Dionysos:
Sé juiciosa, Ariadna...
Tienes oreja pequeñas, tienes mis orejas:
¡mete en ellas una palabra juiciosa!
¿No hay que odiarse primero, si se ha de amarse?...
Yo soy tu laberinto...

Friedrich Nietzsche

sábado, 26 de febrero de 2011

Extracto de "A Testament"

“Siempre me he referido a una ‘arquitectura más humana’. Por ello quiero intentar explicar qué significa para mí, como arquitecto, esta palabra. Al igual que en la arquitectura orgánica, la calidad de la humanidad reside en el interior del hombre. Del mismo modo que el sistema solar se mide en años-luz, la luz interior es lo que denominamos humanidad. Este elemento, el hombre como luz, está fuera de todo cálculo. A Buda se le llamó la luz de Asia, a Jesús la luz del mundo. La luz del sol es a la naturaleza lo que aquella luz interior al espíritu del hombre: luz humana.

La humanidad está por encima del instinto. Por esta luz interior, la imaginación humana nace, conoce, crea; muere, pero sigue viviendo como luz de vida si estaba viva en el hombre. El espíritu es iluminado por ella, con tal fuerza que su vida misma es esa luz, procede de esa luz y, a su vez, ilumina a otros. Las afirmaciones de esta luz en la vida y en la obra humanas es la verdadera felicidad del hombre.

Nada hay más elevado en la conciencia humana que los destellos de esta luz interior. Nosotros la llamamos belleza. La belleza no es más que el resplandor de esa luz en el hombre – el esplendor del romanticismo elevado de su humanidad, como sabemos que la arquitectura, el arte, la filosofía y la religión son románticas. Todo alimenta y está alimentado por esta luz inextinguible en el alma del hombre. No puede hacer ninguna consideración intelectual que sobrepase esta inspiración. Desde la cuna a la tumba, su verdadero ser aspira a esta realidad para asegurar la continuación de su vida como luz en el más allá.

Al igual que la luz del sol envuelve a los objetos indefensos, revelando su forma y su expresión, del mismo modo una luz correspondiente, cuyo símbolo es el sol, emana de la obra inspirada de la humanidad. Esta luz interior es garantía de que la arquitectura, el arte y la religión del hombre son todo uno: sus emblemas simbólicos. Por ello, podemos denominar a la humanidad misma la luz que nunca se extingue. Los sentimientos bajos del hombre están sometidos al milagro de su propia luz. La salida y la puesta del sol son los símbolos apropiados de la existencia del hombre sobre la tierra. No hay ningún elemento de la inmortalidad más precioso que una humanidad tan humana. El cielo sólo puede ser el símbolo de esta luz de luces en el sentido de que el cielo se convierte en un puerto.”

Frank Lloyd Wright

A Testament

1957